El 1 de marzo los rumanos celebran “Mărțișorul” (diminutivo de “Martie”, que significa “marzo” en rumano), una fiesta tradicional de Rumanía que celebra la llegada de la primavera, la frescura, la alegría y la victoria del bien sobre el mal.
En esta ocasión las mujeres reciben pequeños regalos, objetos decorativos (los "mărţişoare") atados con un hilo blanco y rojo, como símbolos que traen fortuna y bienestar y que llevan hasta dos semanas. El rojo es considerado color de la primavera, y el blanco del invierno.
La fiesta tradicional tiene una antigüedad milenaria, las primeras pruebas arqueológicas datando del período de los getas (s. VI-I a.C.).
Los orígenes de la costumbre se pueden encontrar también en las fiestas romanas en honor al dios Marte, dios de la fertilidad y la vegetación o en las fiestas en honor a su equivalente tracio Marsyas Silen.
En la Dacia antigua (actual territorio de Rumanía), las mujeres se adornaban con monedas o piedrecitas preciosas asociadas con hilos de lana rojos y blancos, para tener buena suerte y un año productivo.
En la actualidad, el “mărțișor” se usa durante un mes, para después colgarlo de las ramas de un árbol frutal. Se cree que traerá abundancia en los hogares. Se dice que si alguien pone un deseo mientras cuelga el “mărțișor” al árbol, se cumplirá de inmediato.
A principios de abril, en una gran parte de los pueblos de Rumania y la República de Moldavia, los árboles se adornan con el “mărțișor”.
¡Feliz comienzo de la primavera!
¡Feliz día del "Mărțișor"!
C.E.I.P. PABLO NERUDA - COSLADA
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